Cómo conseguir financiación para mi negocio
Conseguir financiación es una de las principales preocupaciones tanto de los emprendedores que empiezan como de los autónomos y empresarios que llevan ya un tiempo desarrollando su actividad.
Y también una de las tareas más arduas y complicadas…
Pero no te desanimes. En Gestorum te vamos a informar de las diferentes vías que existen para conseguir esos recursos que tanto necesitas para tu negocio.
Índice
Capital propio
La inmensa mayoría de nuevos autónomos comienzan su actividad utilizando sus propios ahorros.
El disponer de una “entrada” para establecer nuestro negocio suele proporcionar sensación de independencia, y si vais necesitar financiación ajena, para la mayoría de entidades es obligatoria la existencia de recursos propios.
En estas primeras etapas es también habitual utilizar la capitalización del seguro de desempleo, si bien es cierto que las administraciones públicas imponen condiciones para poder acceder a este medio de financiación.
Familia y amigos
Muchas veces nuestros fondos no son suficientes. Y como tampoco es fácil acceder a financiación externa en estas primeras fases, muchas veces recurrimos a nuestra familia y amigos como esa otra gran fuente que tienen los nuevos autónomos para obtener recursos financieros.
Nuestro círculo personal más allegado («friends, family and fools») nos conoce y sin pedirnos garantías están dispuesto a prestarnos fondos.
Por eso para que todo vaya bien es necesario tratarlo como si fueran unos “extraños”. Y pagarles intereses (instrumentar estos fondos en préstamos).
Este “capital semilla” suele ser bajo y puede conllevar un riego para nuestra imagen personal.
Financiación bancaria
Tras meses de rodaje y consolidación, un negocio en marcha suele exigir necesidades de financiación más importantes.
Es aquí donde siempre ha entrado el sector bancario, que ha monopolizado casi en exclusiva la financiación a empresas durante mucho tiempo.
Préstamos bancarios
Es la fórmula más habitual de pedir fondos a un banco: éste nos da un dinero y nos permite devolverlo (principal e intereses) de forma paulatina a lo largo de varios años. Un préstamo suele ser destinado a inversiones a largo plazo.
Sin embargo existen otras formas de financiación bancaria cada vez más utilizadas en el ámbito empresarial.
Póliza de crédito
Una línea de crédito es un dinero que un banco pone a disposición de la empresa y por un plazo determinado para ésta lo vaya usando según sus necesidades.
En una póliza de crédito sólo se cobran los intereses sobre importe realmente utilizado.
Línea de descuento comercial
En muchos de nuestros negocios cada vez está más solicitada la venta a crédito, es decir, nuestros clientes piden aplazar el pago los bienes y servicios que ofrecemos.
Pero como bien sabréis muchas veces nuestra actividad no puede “aguantar” la situación de estar semanas e incluso meses sin cobrar por nuestros bienes y servicios.
Para solucionar esta falta de liquidez aparece en escena el descuento de efectos: podemos entregar a nuestro banco un efecto comercial (que puede ser una letra de cambio o, mejor, un pagaré) y el banco nos adelanta el dinero.
Al vencimiento del efecto el que cobra es el banco, por lo que esta forma de financiación conlleva un riesgo: si el efecto resulta impagado el banco nos lo cobrará a nosotros.
Remesas de recibos
Si nuestra forma de facturar es a través de recibos emitidos a nuestros clientes, el banco puede adelantar el importe de los mismos.
Si algún recibo resulta impagado o devuelto, al igual que en el descuento comercial, somos nosotros quienes debemos pagarlo, aunque después se lo podremos reclamar a nuestro cliente.
Hay que señalar que los bancos ni prestan ni adelantan fondos sin tener garantía de su devolución: van a analizar a fondo nuestra solvencia y capacidad para devolver ese dinero que nos entrega.
Van a estudiar el importe y destino de la deuda, nuestro nivel de ingresos, nuestro patrimonio… Es lo que se denomina garantía personal, por la que respondemos de nuestras deudas con todo nuestro patrimonio presente y futuro.
Dependiendo de la figura jurídica de haya adoptado nuestro negocio, nuestra responsabilidad puede ser ilimitada si somos un empresario individual (autónomo) o limitada si somos sociedad.
Hay ocasiones en las que el pago de una deuda se afecta a un bien inmueble. Es lo que se denomina garantía hipotecaria: ese inmueble pasa a estar hipotecado, es decir, está vinculado directamente al pago de esa deuda y en caso de impago, lo perderás.
Otras alternativas de financiación
Leasing y renting
El leasing es un contrato de arrendamiento que permite utilizar un bien o un equipo pagando solo cuotas mensuales y con la peculiaridad de que puedes optar por su compra al pagar la última cuota, que se llama “valor residual”.
Si no ejerces ese derecho de compra tienes que, o renovar el contrato, o entregar el bien al arrendador.
El renting es exactamente igual que el leasing pero sin opción de compra, aunque muchas veces arrendador y arrendatario llegan a un acuerdo de compraventa por ese valor residual.
Para un emprendedor la buena noticia es que casi todo es financiable vía leasing/renting.
Crowdfunding
Cada vez más utilizada, el crowdfunding es una fórmula de financiación de proyectos a través de la participación colectiva para los que no pueden o no quieren adaptarse a las condiciones de la banca.
Muchas personas prestan pequeñas cantidades de dinero a una empresa para recibir algo a cambio estipulado en un contrato.
Según lo que se reciba hay tres tipos de crowdfunding:
- Crowdequity: el inversor recibe participaciones o acciones.
- Crowdlending: el inversor presta a cambio de un tipo de interés (préstamos, líneas de crédito, descuentos comerciales).
- Donación o recompensa: el inversor recibe un producto a una experiencia.
Estos inversores particulares se suelen benefician así de una mayor rentabilidad, además de conocer el uso de sus recursos y que normalmente a través de estas fórmulas se genera un impacto positivo.
Existen numerosas plataformas abiertas que conectan las necesidades de las PYMES con los inversores particulares: Crowdcube Spain, Startupxplore, Capital Cell…
Préstamos participativos
Es un préstamo acordando a un tipo de interés y un plazo tras el cual, en lugar de devolver el dinero, el prestamista se convierte en accionista de la empresa, participando así en sus beneficios.
Los préstamos participativos son uno de los métodos más habituales de financiación en las primeras fases de un negocio, sobre todo en las start-ups.
Business angels
Se trata de inversores privados que financian proyectos empresariales en los que pueden tener intereses.
Aparte de con dinero, un business angel puede contribuir con sus conocimientos en gestión y/o sus contactos.
La compensación por esta forma de financiación es totalmente libre, aunque lo habitual es que sea en forma de participación en el proyecto.
El business angel busca vender su participación con beneficio, por lo que suelen ser colaboraciones temporales de pocos años.
Existen redes en las que encontrar a estos inversores privados que además se encargan de mediar y ayudar al emprendedor con la negociación.
Capital riesgo
El capital riesgo consiste en la participación temporal y minoritaria de una Sociedad de Capital Riesgo en el capital social de una empresa no financiera, aportando recursos económicos.
En el capital riesgo no hay tipo de interés: la rentabilidad y el reembolso de los recursos aportados va a depender directamente de la rentabilidad del proyecto.
Esta entidad se convierte en socio-accionista, asumiendo así más riesgo pero compensándolo con un alto potencial de crecimiento.
Ayudas y subvenciones oficiales
Las instituciones públicas también interpretan un papel en la financiación a la hora de crear empresas
Pueden ir desde subvenciones a fondo perdido a préstamos con un interés reducido, como las líneas del Instituto de Crédito Oficial (ICO) o las del FEI (Fondo Monetario de Inversiones) de la Unión Europea.
Sin embargo, es necesario decir que conseguir una ayuda o subvención es un proceso muy laborioso y lento, ya que las entidades que las otorgan suelen tener unos requisitos y un procedimiento para solicitarlas bastante complicado.
Conclusión
Cuando ponemos en marcha un negocio, es necesario valorar todas y cada una de las opciones de financiación que tenemos a nuestro alcance.
La mejor herramienta para ello es la confección de un plan financiero que nos va a permitir estudiar las diferentes alternativas y el coste de cada una de ellas.
Así podremos valorar y decidir cuáles son las que más nos interesan o se adaptan a nuestro negocio y a nuestras necesidades de financiación.